La vicegobernadora electa de Virginia, Winsome Sears, distorsiona los hechos sobre las vacunas contra el COVID-19

Esta historia apareció por primera vez en FactCheck.org.

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En una entrevista en el programa “State of the Union” de CNN, la vicegobernadora electa de Virginia, Winsome Sears, difundió información errónea sobre las vacunas contra el COVID-19 que hemos desmentido anteriormente.

Presentadora de CNN Dana Bash, 21 de noviembre: Entonces, ¿por qué está bien exigir vacunas infantiles en Virginia para tantas enfermedades, pero no para el COVID?

Sears: Bueno, preguntémonos. Y no estoy diciendo sí o no. Preguntémonos si el propósito de la vacuna contra el COVID es evitar que contraigamos el COVID, entonces ¿por qué aquellos que han tenido COVID deben recibir la vacuna? Es una incongruencia.

Sears, una republicana que ganó las elecciones del 3 de noviembre y se convertirá en la primera mujer vicegobernadora del estado, argumenta que los mandatos de vacunación no deberían aplicarse a aquellos que ya se infectaron por el virus que causa el COVID-19. Pero como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han dicho, las personas que ya han tenido COVID-19 deben vacunarse por dos razones:

  • “Las investigaciones aún no han demostrado cuánto tiempo una persona está protegida de volver a contraer el COVID-19 después de recuperarse de esta enfermedad”.
  • “La vacunación ayuda a protegernos, incluso si ya hemos tenido COVID-19”.

Como lo explicamos en otras ocasiones, cada vez más investigaciones demuestran que las vacunas contra el COVID-19 brindan protección adicional a aquellos infectados previamente por SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19. De hecho, los CDC recomiendan que las personas se vacunen, incluso si ya tuvieron COVID-19.

Para ver más información, consulte “Vacunas benefician a aquellos que han tenido COVID-19, contrario a lo que dicen en redes”.

Las vacunas no son 100% eficaces

Sears: Pero, permítame hacerle esta pregunta. Si usted tiene la mascarilla puesta, ¿por qué alguien más tiene que usar una mascarilla? Usted tiene la mascarilla. Tiene la vacuna. ¡Por Dios! Está totalmente protegido. Está blindado.

Ninguna vacuna es 100% eficaz ni las mascarillas son infalibles, así que no es correcto afirmar que alguien que está vacunado y que usa mascarilla está “totalmente protegido” o “blindado” contra el COVID-19.

Es verdad que, en septiembre, aquellos que no estaban vacunados tuvieron una probabilidad seis veces mayor de infectarse por COVID-19 que aquellos que estaban vacunados, según los datos sobre tasas de COVID-19 por estado de vacunación de los CDC. Pero como la gráfica a continuación muestra, eso no significa que no haya infección por COVID-19 en las personas vacunadas.

Tasas de casos de COVID-19 por estado de vacunación, del 4 de abril al 2 de octubre de 2021, en 24 jurisdicciones de EE. UU.

Datos más recientes muestran que hasta la semana que finalizó el 2 de octubre, había 91 casos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes entre los vacunados y alrededor de 452 casos por cada 100.000 entre los no vacunados.

Y aunque los estudios respaldan la premisa de que las mascarillas correctamente ajustadas pueden limitar la transmisión del SARS-CoV-2, no eliminan la transmisión por completo. Los CDC recomiendan el uso de mascarillas faciales junto con otras medidas de mitigación como el distanciamiento social, para protegerse de la enfermedad.

Para más información, consulte nuestros artículos de SciCheck “Nuevos hallazgos científicos sobre uso de mascarillas y COVID-19”, “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Moderna”, “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech” y “Guía sobre la vacuna de Johnson & Johnson contra el COVID-19”.

Comentarios distorsionadores de Biden y Harris sobre las vacunas

Sears: De hecho, nuestro presidente, el presidente Biden, y la vicepresidenta Harris dijeron que no confiarían en ninguna vacuna desarrollada por la administración de Trump. Eso fue antes de ganar las elecciones. Después de las elecciones la tonada cambió.

Desacreditamos esto cuando, durante las elecciones presidenciales de 2020, el entonces presidente Donald Trump acusó a Biden y a su compañera de fórmula, Harris, de difundir “teorías conspirativas antivacunas”. En ese momento, a algunos en las comunidades médicas y de investigación les preocupaba que Trump exigiera el lanzamiento de una vacuna contra el COVID-19 antes de las elecciones del 3 de noviembre y antes de que se demostrara que era segura y eficaz.

Tanto Harris como Biden dijeron que confiarían en una vacuna que fuese autorizada antes de las elecciones si los científicos determinaban de forma independiente que era segura y eficaz.

En una entrevista de CNN que se transmitió el 6 de septiembre de 2020, Harris dijo: “Yo no confiaría en Donald Trump. Tendría que tratarse de una fuente de información creíble que hable sobre la eficacia y la fiabilidad de lo que sea que él esté hablando. No creeré en lo que Trump diga”.

Más adelante en la entrevista, Harris dijo que confiaría en el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, el Dr. Anthony Fauci.

Del mismo modo, el 7 de septiembre de 2020 se le preguntó a Biden si se administraría una vacuna contra el COVID-19 antes de las elecciones. “Me gustaría ver lo que digan los científicos”, respondió. “Quiero total transparencia sobre la vacuna. Uno de los problemas es la forma en que [Trump] está jugando con la política. Ha dicho tantas cosas que no son ciertas que me preocupa que si tenemos una vacuna realmente buena la gente va a ser reacia a usarla. Por lo tanto, está socavando la confianza pública”.

Ambos políticos se vacunaron después de las elecciones, pero mientras Trump todavía estaba en el cargo. Biden recibió su primera dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech el 21 de diciembre de 2020, y Harris recibió su primera vacuna varios días después, el 29 de diciembre.

Para ver más información, consulte “Trump exagera el progreso y el mérito de la futura vacuna contra el COVID-19”.

Las reacciones adversas graves son infrecuentes

Sears: Sabemos, y, por cierto, los medios de comunicación, no nos dicen que las personas están sufriendo como resultado de recibir la vacuna, que tienen todo tipo de problemas. Entiendo que podría ser infinitesimal. Pero cuando eres el único de cada 30.000 a quien le sucede, es importante para ti. Así que tenemos que decir lo bueno, lo malo y lo feo de la vacuna.

En general, hasta ahora se han administrado más de 450 millones de dosis de vacunas en Estados Unidos. Pero, en este comentario, Sears exagera la tasa de reacciones adversas graves a las vacunas. Y como lo explicamos antes, los efectos secundarios más comunes de las vacunas contra el COVID-19 incluyen dolor en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular y fiebre.

Sears se refiere a casos muy infrecuentes en los que las vacunas pueden causar problemas más graves como anafilaxia, una reacción alérgica que según los CDC “puede ocurrir después de cualquier tipo de vacuna”. En el caso de las vacunas contra el COVID-19, la anafilaxia ha ocurrido en 2 a 5 personas por millón, dijeron los CDC, y “los proveedores de atención médica pueden tratar la reacción de manera eficaz e inmediata”.

La vacuna de Johnson & Johnson está relacionada con un mayor riesgo del trastorno neurológico Síndrome de Guillain-Barré y un trastorno de la coagulación de la sangre conocido como trombosis con síndrome de trombocitopenia (TTS, por sus siglas en inglés), que ocurre principalmente en mujeres menores de 50 años, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés).

“Hasta el 17 de noviembre de 2021, se han administrado más de 16,2 millones de dosis de la vacuna contra el COVID-19 de J&J/Janssen en Estados Unidos”, dijeron los CDC. “Los CDC y la FDA identificaron 54 informes confirmados de personas que recibieron la vacuna contra el COVID-19 de J&J/Janssen y luego presentaron TTS. Los informes del Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) han identificado seis muertes causadas o atribuidas directamente a la TTS después de la administración de la vacuna contra el COVID-19 de J&J/Janssen”.

También están surgiendo pruebas de que las vacunas de ARNm de Pfizer/BioNTech y Moderna muy infrecuentemente pueden causar inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) o del revestimiento circundante (pericarditis), particularmente en hombres jóvenes. Hasta el 17 de noviembre, los CDC y la FDA habían confirmado 1.822 informes de miocarditis o pericarditis.

Estas reacciones adversas graves infrecuentes han sido ampliamente cubiertas en los medios de comunicación, contrariamente a lo que afirma Sears. En un caso, la FDA y los CDC recomendaron hacer una breve “pausa en el uso” de la vacuna Johnson & Johnson mientras investigaban los informes del síndrome de coagulación de la sangre, un paso inusual que fue muy cubierto por los medios de comunicación.

Sears reconoció que las reacciones adversas graves son “infinitesimales”, pero luego agregó que “una de cada 30.000” personas presenta tales problemas graves. Como lo muestran las cifras anteriores, no hay ninguna evidencia de que la tasa de reacciones adversas sea tan alta en la población general. Pero podría ser cierto para algunas subpoblaciones, como la incidencia de miocarditis informada en hombres más jóvenes.

En una actualización sobre la seguridad de las vacunas presentada al Comité Asesor sobre Prácticas de Vacunación el 21 de octubre por el Equipo de Seguridad de Vacunas de los CDC, el Dr. Tom Shimabukuro proporcionó datos sobre la miocarditis y la miocarditis con pericarditis y escribió que el riesgo de miocarditis “depende mucho de la edad y el sexo del paciente”.

Por ejemplo, Shimabukuro, jefe del Equipo de Seguridad de Vacunas de los CDC, escribió lo siguiente sobre los datos del sistema de salud militar: “La tasa general de miocarditis dentro de los 7 días posteriores a la vacunación es de 10 casos por millón de dosis, pero el riesgo depende en gran medida de la edad y el sexo del paciente, y de la dosis y el tipo de vacuna; la tasa de miocarditis en hombres más jóvenes (menores de 20 años) después de la segunda dosis de la vacuna de ARNm es (superior a) 100 casos por millón de dosis”.

Por esta razón, se han revisado las hojas informativas de ambas vacunas de ARNm para que contengan la siguiente advertencia: “En algunas personas que han recibido la vacuna se han presentado casos de miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y pericarditis (inflamación del revestimiento exterior del corazón). En la mayoría de estas personas, los síntomas comenzaron a los pocos días de recibir la segunda dosis de la vacuna. La probabilidad de que esto ocurra es muy baja. Debe buscar atención médica inmediatamente si tiene alguno de los siguientes síntomas después de recibir la vacuna: dolor en el pecho, dificultad para respirar, sensación de tener el corazón acelerado, agitado o palpitando”.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el COVID-19 y otros virus también pueden causar miocarditis. Un estudio publicado por los CDC a principios de septiembre informó que “el riesgo de miocarditis de los pacientes con COVID-19 era casi 16 veces mayor que el de los pacientes que no tenían COVID-19 y que el riesgo variaba según el sexo y la edad”. Los autores también dijeron que el estudio respalda la determinación anterior de los CDC de que los beneficios de la vacunación contra el COVID-19 superan los riesgos “en todas las poblaciones, incluidos los adolescentes y los adultos jóvenes”.

Para ver más información, consulte “¿Qué tan seguras son las vacunas?

Traducido por Claudia Cohen.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.