Las vacunas contra el COVID-19 no aumentan el riesgo de aborto espontáneo, contrario a la estadística falsa de Naomi Wolf

Esta historia apareció por primera vez en FactCheck.org.

 By Jessica McDonald

Compendio SciCheck

Diversos estudios han encontrado repetidamente que las vacunas contra el COVID-19 no aumentan el riesgo de un aborto espontáneo. La afirmación falsa de que el 44% de las mujeres embarazadas que participaron en el ensayo clínico de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech sufrieron un aborto espontáneo se basan en un recuento defectuoso de estos que contó cada uno de ellos dos veces e incluyó los abortos espontáneos de las personas en el grupo de placebo.

¿Cómo sabemos que las vacunas son seguras?


Historia completa

Numerosos estudios han constatado que las vacunas contra el COVID-19 son seguras durante el embarazo y no aumentan el riesgo de aborto espontáneo.

Los resultados del estudio clínico de Pfizer/BioNTech concuerdan con estos hallazgos, ya que solo se registraron tres abortos espontáneos, o pérdidas, entre 50 participantes que se quedaron embarazadas y recibieron la vacuna en algún momento del estudio. La tasa de abortos espontáneos del ensayo fue normal y no es mayor que la observada en las personas que recibieron el placebo.

Y, sin embargo, las redes sociales se alborotaron con la falsa afirmación de que durante el principal estudio clínico de Pfizer, el 44% de las mujeres embarazadas que fueron vacunadas sufrieron de un aborto espontáneo.

“Masacre: Casi la mitad de las mujeres embarazadas en el ensayo de Pfizer sufrieron de un aborto espontáneo”, dice el título incorrecto de un artículo del sitio web conservador Florida Standard el 16 de agosto. Una captura de pantalla del artículo fue compartida en Instagram y recibió más de 12.000 me gusta en dos días.

Otros medios también publicaron la noticia falsa y la compartieron en línea.

Origen de la estadística errónea del 44%

La aseveración tiene su origen en una publicación en el Daily Clout, un sitio web administrado por Naomi Wolf, autora y exasesora demócrata que ha movido teorías de conspiración durante años.

La publicación del 12 de agosto, que ya no existe, afirmaba haber encontrado “datos escalofriantes” de que un 44% de las mujeres embarazadas que participaron en el ensayo clínico de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer sufrieron abortos espontáneos.

Las estimaciones varían, pero el aborto espontáneo, o la pérdida del embarazo antes de las 20 semanas, es común y ocurre en alrededor del 10% al 20% de los embarazos conocidos.

Basándose en un documento que Pfizer presentó a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés), hecho público a raíz de una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información, la publicación afirmaba que había encontrado 22 casos de abortos espontáneos entre las 50 personas que declararon estar embarazadas después de la primera dosis, de ahí el 44%.

Pero el cálculo es incorrecto. En el documento de Pfizer solo se enumeran 11 abortos espontáneos. Cada aborto espontáneo se contó dos veces porque aparecen en dos tablas: una para todos los efectos adversos de todos los sujetos (listado 16.2.7.4.1) y otra solo para los efectos adversos graves de todos los sujetos (listado 16.2.7.5). Además, como sugieren los títulos de las tablas, se trata de abortos espontáneos notificados por todos los sujetos, tanto los que recibieron la vacuna como los que recibieron el placebo.

Al contrastar los sujetos con un documento que muestra si un participante fue asignado al grupo del placebo o de la vacuna, FactCheck.org descubrió que tres de los 11 abortos espontáneos se produjeron entre los que recibieron la vacuna. Los ocho abortos restantes se produjeron en el grupo de placebo, que también notificó un aborto inducido.

En definitiva, la estadística del 44% es completamente falsa.

Y efectivamente, solo tres de las pérdidas aparecen en la lista del documento con los 50 sujetos que informaron de un embarazo después de la primera dosis (listado 16.2.7.8). Según el listado, 42 de los sujetos fueron asignados al grupo de la vacuna, mientras que ocho fueron asignados originalmente al grupo del placebo, pero eligieron ser vacunados después de retirarse el cegamiento del estudio. Después de que la FDA autorizase la vacuna de Pfizer/BioNTech, se notificó a los participantes del ensayo si habían recibido la vacuna o el placebo, lo que significa que el ensayo dejó de estar cegado. 

Estos datos concuerdan con la revisión de la FDA de los datos del estudio sobre embarazos, en el que se enumeran tres abortos espontáneos entre los 42 embarazos del grupo de la vacuna, en comparación con siete abortos espontáneos de entre 47 embarazos en el grupo de placebo (tabla 35). No se produjeron abortos espontáneos en los ocho sujetos que notificaron un embarazo que fueron vacunados tras retirar el cegamiento (tabla 36).

“El desenlace de los embarazos que se conocen, en lo que a abortos espontáneos, abortos naturales y abortos electivos se refiere, fueron similares entre la vacuna y el grupo de placebo”, señala la revisión de la FDA.

En otras palabras, no hay nada en el ensayo que indique que la vacunación fuera peligrosa para las personas embarazadas y que aumentara el riesgo de pérdida.

Para el 17 de agosto, el post de Daily Clout había añadido una especie de corrección, señalando que otras personas en internet habían identificado un número diferente de abortos espontáneos en el documento de Pfizer. Pero otros medios de comunicación ya estaban difundiendo la historia, y la propia Naomi Wolf había aparecido dos días antes en el podcast de Steve Bannon “War Room” para promover la información.

“Hace más de un año, la FDA recibió este informe según el cual, de 50 mujeres embarazadas, 22 perdieron a sus bebés”, dijo en su participación en el programa de Bannon el 15 de agosto, antes de relacionar los hallazgos erróneos a una supuesta “mortandad masiva de bebés” (aproximadamente en el minuto 21:20 del video).

No hay pruebas de tal “mortandad masiva”.  Aquí, como anteriormente, Wolf mencionó supuestos datos de Escocia, Ontario e Israel, pero como nosotros y otros verificadores de información han escrito, esas afirmaciones carecen de fundamento.

Wolf también se quejó de que Twitter ya había bloqueado la cuenta de Twitter de Daily Clout por intentar compartir la estadística del 44%. Afirmó que era imposible que la afirmación del aborto fuera falsa.

“Cuando llaman a esto desinformación, mi cabeza post-ilustrada quiere explotar”, dijo (ver el video a los 16 minutos aproximadamente). “Esta es documentación de primera mano, imposible mejor. Se trata de un conjunto de documentos internos publicados gracias a una orden judicial; son los documentos de la propia Pfizer, ¿no es cierto?  Y fueron analizados por las personas con la más alta credibilidad, y los enlaces están ahí mismo. Así que no hay forma de que… esto pueda ser información falsa”.

Al 19 de agosto, la publicación del Daily Clout indicaba al final de la página que la “cifra del 44% es incorrecta”, pero el texto del artículo no había cambiado. El 23 de agosto, la publicación fue eliminada.

Wolf, que es una invitada frecuente en el programa de Bannon y a la que a veces se refieren como “doctora”, no tiene formación científica; su doctorado es en literatura inglesa. Fue suspendida por Twitter en junio de 2021 por diseminar información errónea sobre las vacunas contra el COVID-19.

El embarazo y las vacunas contra el COVID-19

A pesar del alarmismo en las redes sociales, cada vez hay más pruebas que sugieren que las vacunas contra el COVID-19 no solo son seguras durante el embarazo, sino que protegen tanto a la madre como al feto.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, (CDC, por sus siglas en inglés) y el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos recomiendan que las embarazadas se vacunen.

Inicialmente, no se sabía muy bien si la vacuna sería segura durante el embarazo, aunque no había ninguna razón biológica para pensar que fuera perjudicial. Esto se debe a que, como en la mayoría de los estudios clínicos, los ensayos de la vacuna excluían a participantes embarazadas. A pesar de esta exclusión, un pequeño número de personas se quedaron embarazadas durante el ensayo, pero los datos de los ensayos son limitados.

En respuesta a la afirmación sobre el 44% de abortos espontáneos, Victoria Male, profesora de inmunología reproductiva en el Imperial College de Londres, señaló en Twitter que la tasa de abortos espontáneos de las personas que se quedaron embarazadas durante el ensayo de Pfizer fue del 7% para el grupo vacunado y del 15% para el grupo de control (placebo).

“Estas tasas no son muy diferentes entre sí, ni de lo normal”, dijo.

Los estudios clínicos de otras vacunas dieron resultados similares.

Sin embargo, la mayor parte de las pruebas sobre la seguridad en las embarazadas proceden de los numerosos estudios que se han realizado desde la puesta en marcha de las vacunas. Ya hemos escrito sobre algunos de ellos anteriormente.

“Como se pidió a las participantes en el ensayo que no se quedaran embarazadas, los datos del ensayo, aunque son tranquilizadores, no proceden de muchos embarazos. Podemos hacernos una idea mejor de la seguridad de las vacunas contra el COVID en el embarazo si observamos los conjuntos de datos más amplios y de mejor calidad generados de forma independiente por organismos gubernamentales y universidades”, nos dijo Male en un correo electrónico.

Male ha hecho un seguimiento de numerosos estudios y nos dijo que, de los ocho estudios que analizan el aborto espontáneo, que incluyen a casi 72.000 personas que fueron vacunadas durante el embarazo, ninguno halló “ninguna tasa mayor de aborto espontáneo asociada a la vacunación”.

Y como ha detallado en su informe, continuamente actualizado, sobre la vacunación contra el COVID-19 y la fertilidad, el embarazo y la lactancia, un total de 27 estudios de seguimiento de diversos resultados después del embarazo no han hallado un mayor riesgo de otros resultados negativos después de la vacunación contra el COVID-19, incluyendo nacimientos prematuros, muerte fetal o bebés que nacen más pequeños de lo esperado, o con anormalidades congénitas.

“Un metaanálisis, publicado en mayo de 2022, que incorpora muchos de estos estudios, encontró que las vacunas contra el COVID en realidad reducen la tasa de mortinatos en un 15%, presumiblemente porque previene los mortinatos que se producen debido a la infección por COVID”, añadió en su informe, refiriéndose a la tasa de bebés que nacen muertos. 

La aseveración concreta de Wolf no solo es incorrecta, sino que toda la premisa de que la vacunación es perjudicial para las embarazadas se contradice con las pruebas existentes.

Traducido por Elena de la Cruz.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.