Insomnio: Cuando contar ovejas no funciona

Cuando no surte efecto el conteo de las ovejas del mayor de los rebaños, ni el más paradisiaco de los viajes meditados, ni la música instrumental más recomendada, el acto de dormir se torna un verdadero suplicio.

Algunos cargan durante años con el trastorno y asisten a la vida con el cansancio de los ojos y el cuerpo marcándoles la existencia. Otros acuden a somníferos industriales o naturales para tratar de despojarse de las noches en vela.

Con mayor o menor éxito en tales intentos, para ambos grupos de afectados el dormir deviene un duro trabajo, pues los segundos les parecen minutos; los minutos, horas, y las horas, una eternidad.

Capaz de afectar todos los órganos del cuerpo humano y, en especial, la capacidad intelectual, el insomnio ha acogido a todo el mundo en algún momento de la vida, pero destierra, literalmente, al descanso de muchas personas en particular.

Tipos de insomnio

De acuerdo con expertos, existen tres tipos de este trastorno:

  1. Insomnio de primera hora
  2. Insomnio intermedio
  3. Insomnio de segunda hora

El de primera hora es el más frecuente y suele deberse a estados de ansiedad o estrés que intervienen en el proceso neurofisiológico encargado de propiciar el sueño.

El intermedio afecta, generalmente, a las personas mayores y a aquellas que poseen un sueño ligero. Es ocasionado por excesos de ruidos, calor o iluminación, o a la incomodidad producida por una mala postura o por una deshabituación a la cama. También puede ser causado por enfermedades orgánicas, tos, u otros síntomas molestos.

El de segunda hora, entretanto, es característico de la depresión endógena o responde a la existencia de alguna preocupación de tipo grave, o a alguna modificación medioambiental.

Otras clasificaciones del insomnio

Según los especialistas, el insomnio también se clasifica en primario o secundario. Es primario cuando no tiene causa aparente, y ocasiona cambios de humor y dificultades de concentración durante el día.

Es secundario cuando responde a la ingestión de sustancias energizantes, como la cola, el café o el alcohol, o a la interrupción de algún medicamento de efecto sedante. Esta clase de insomnio es típica en personas afectadas por trastornos afectivos, o aquejadas de enfermedades psiquiátricas, como neurosis o esquizofrenia.

La otra cara de la moneda

Otro problema relativo al sueño es la hipersomnia, la otra cara de la moneda. Este trastorno es el que responde a una prolongación patológica del dormir y tiene como causa a afecciones psiquiátricas, hepáticas, renales y metabólicas.

La narcolepsia o aparición súbita de breves períodos de sueño durante el día, frecuentemente de carácter hereditario, también se suma a la lista de los desórdenes citados.

Otro que se añade al listado es el síndrome de apnea, desencadenado por trastornos respiratorios que ocasionan interrupciones en la inspiración nasal o bucal durante el sueño, y con una duración superior a los 10 segundos.

Tratamiento del insomnio

Aunque en el mercado farmacológico existen poderosos sedantes que harían dormir perfectamente a quienes cargan con el mal dormir, expertos consideran que lo ideal es tratar de erradicar las causas que lo originan.

Algunos, incluso, recomiendan acudir a métodos prácticos y totalmente inocuos como beber un vaso de leche tibia con miel antes de ir a la cama, o dormir con medias.

Nada, que cuando se trata de luchar por arrebatarle al insomnio las horas de sueño perdidas, cualquier intento natural por conseguirlo es válido, aunque mueran de celos las ovejas de marras.